
El domingo, la tarde espesa en Plaza de Mayo traía memorias de  Yapeyú, Corrientes: el rumbo final de la gira a caballo que ideó Jorge  Cafrune en el ‘78, buscando llevar un cofre con tierra de  Boulogne-Sur-Mer hasta el lugar de cuna de San Martín. Y lo que buscaba,  revolver olvidos en torno al Libertador, se quedó con él en Benavídez:  una camioneta los atropelló a él y al caballo. El cantautor misionero  Joselo Schuap decidió recuperar memorias en el viaje a pulmón que  iniciaron este domingo -con otros artistas- para completar en 25 días el  de Cafrune, llevando ese mismo cofre a Yapeyú.
Cuando llegue el alba se llama esta gira cultural desde la Catedral porteña, el mismo punto  del que partió Cafrune: una revalidación, también, de lo que encaró  Schuap hace cinco años en defensa del agua, los pueblos y el  medioambiente: la gira 
H2O .
Ahora serán once destinos en  752 kilómetros, hasta el 25 de febrero. “La idea es tocar en cada uno:  que nos vean y que hablemos de algo acallado: por qué San Martín se tuvo  que exiliar en Francia, por qué le regateamos su pensión y la pasó mal;  por qué lo ocultamos”, decía Schuap bajo la sombra del colectivo con  colores de la selva que cumple ahora 50 años, en gira, en la huella de  Cafrune. “Hoy, son muy pocos los artistas de gran divulgación que tratan  de decir algo, de estar del lado del que trabaja la tierra, del pequeño  productor, del lado de los Derechos Humanos de los que ya no están y de  lo que estamos vivos”. Así tomaron la posta, con ayuda de la Fundación  Ser Argentino, el impulso de León Gieco, Cultura de la Nación y, claro,  la fe de Yamila Cafrune, quien el domingo a la noche esperó al colectivo  allá en Benavídez, donde Joselo y su troupe abrieron esta gira haciendo  chamamés: crítica social con el poder de la fiesta.
¿Otra luz desde Cafrune? “Sí, él se jugó en Cosquín en el ‘78 cuando le pidieron 
Zamba de mi esperanza y provocó con 
El Orejano : alguno dijo ‘habría que darle un escarmiento’ y después, el  accidente”, contó Schuap, sin foco en el dolor. “El inspira luz, no  oscuridad. Esto tiene que ser sinónimo de alegría para el pueblo: hay  otro gran poder que busca que la perdamos, que no salgamos a la calle”,  dijo acariciando su guitarra fileteada con tucanes, flores y tierra  roja. “La figura de Cafrune sigue entre nosotros: la del que se juega  por lo que canta. No sólo dijo ‘Hay que repatriar los restos de San  Martín’: se subió a un caballo para ir a Yapeyú”, sonreía Schuap, que  ahora sacó un disco en vivo con Mario Bofill y Julián Zini, dos faros  del chamamé. Las aventuras “son compartidas”, como este viaje que empezó  a las 15 en la Catedral: dos granaderos abrieron las rejas de la tumba  de San Martín y, tras el payador Wilson Saliwonczyk, sonó un chamamé de  Schuap en doble cumplido, a Cafrune y a su destino de cantor. Y hasta  los turistas lo seguían: “Con el colectivo, tratamos mínimamente de  cumplir con lo que cantamos. Es una elección; cada artista sabrá lo que  tiene que hacer”.
Fuente: Clarín