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Colibrí del canto
Jueves, 30 de junio de 2011
Colibrí del canto
Hoy homenajeamos a Marta Quiles. Dos excelentes plumas recuerdan la vida de una de las poetas más trascendentales que tuvo esta tierra, Bosquín Ortega y Tito Gómez le ponen la firma. Uno de ellos sostiene que Marta Quiles murió sin el menor reconocimiento por parte de su obra, parte de ello se ve reflejado en el espacio que le dedicaron los diarios locales a su deceso, apenas un recuadro en la página cultural (foto). Lamentablemente hoy no tenemos la foto – que sería muy importante para recordarla – pero en unos días subiremos las fotos de Marta Quiles, sepan disculpar.

 

 

Espina Sonora – por Bosquín Ortega

 

“Míos los ángeles del trino” (Jorge Sánchez Aguilar)

Se llamó a silencio y se respondió en designio. Eligió proseguir la travesía del Río de la Palabra. Sola, en su balsa hecha con maderas de sus cadencias elegidas y bajeles de sus pasiones destinadas. Mar adentro del misterio, en busca de la música flotante entre la memoria y el instinto, del temblor de una lengua edénica que nombra los seres y las cosas antes de hacerse mundo visible.

Rapto y salto de un fuego de luna a un eclipse de diamante, parábola encendida de Marta de la Cruz Quiles. Corola que decidió su clausura de fulgores, arco en llamas que bebió un crepúsculo calcinado. Su exilio -insilio, en rigor- elegido fue pacto con la tierra y alianza de raíces que no abdicó de la semilla con impulso de galaxia, ni del fruto con imán de astros.

La conocimos colibrí en la militancia, cigarra en la dictadura y mariposa en la resistencia; la comprendimos, caracola en la renuncia, paloma en la ternura y hornera en la nostalgia. Cantó, espina sonora, a la manera del pájaro legendario que canta, mientras sangra su melodía, con el corazón atravesado por un indeleble amor abierto.

Ahora pertenece al reinado utópico que buscó en vida: La Tierra sin Mal, El Mba´é Verá Guazú o la Cosa Resplandeciente, vigilia mesiánica de los Guaraníes, peregrinos de las Viandas Celestes.

Ya es Lucía de Arena y Simón Cielo, Dúo de la Luz, matrimonio de herencia; ya es Marta Montes, seudónimo de linaje agreste, esposa del mandato de Amadeus, Isaco y Piazzolla; ya es la musa solariega de Zitto Segovia y la musa selenita de Tito Gómez y la ninfa abipona de Raúl Cerrutti.

Su poesía y su canción, sino y signo, alas de un instante infinito: llagas de mundo y huellas de labios. Marta sirve al viento de una raza que canta y funda la aurora.

 

Vida de Marta Quiles por Ricardo “Tito” Gómez

Martha de la Cruz Quiles nació un 3 de mayo de 1948 en la segunda sección de Empedrado. En ele año 1952 sus padres se trasladaron a San Luís del Palmar y falleció un 2 de mayo de 2003, en esa su ciudad adoptiva de San Luís, provincia de Corrientes.

Fue un escritora comprometida con el tema social, le cantó a su pueblo de arena, a su gente y al amor como nadie. Es considerada por sus pares como la mejor poetisa correntina de los últimos tiempos, queda en nosotros como un legado de perfección y buen gusto, estaba llena de un amplio sentido de lo estético y de lo bello.

Entre sus logros poéticos, cabe destacar que fue la autora de los 40 poemas de la Cantata Chaqueña, realizada en Resistencia, denominada “Canta tu canto, Chaco” junto al compositor Raúl Cerruti. Esta obra fue galardonada con el Primer Premio Regional – zona noreste – de música popular folclórica y de proyección otorgado por la Secretaría de Cultura de la Nación en 1985.

Su primera poesía la compuso a la edad de siete años dedicada a su madre y desde allí no paró de escribir sobre los más diversos temas.

Después de ese esfuerzo sobrehumano que significó para ella, crear 40 poemas para la obra antes mencionada, para lo cual se radicó en Resistencia, Chaco, durante 10 años estuvo aprendiendo la lengua aborigen de la región. Fue convocada por el excelente cantor y compositor Zitto Segovia, para que le escriba textos para ser musicalizados por él.

Entre muchas obras de éxitos de ambos, se destacó la canción ganadora del primer premio a la canción inédita en Santo Tomé (Ctes) “Lucía de arena” y la canción ganadora del Festival Nacional del Folclore Argentino que se realiza todos los años en Cosquín (Córdoba) llamado “El varón que ya no existe”, con música de Raúl Cerrutti.

Esta talentosa poetisa conoció a Ricardo “Tito” Gómez a quien llamó para siempre “su musiquero” y nunca más le entregó a ningún otro músico sus letras para que le pongan melodías, sólo a su musiquero.

Luego de la desaparición física de Zitto Segovia en las aguas del río Paraná, aquel trágico accidente del 8 de septiembre de 1989, Marta se recluyó por primera vez en el silencio de San Luís del Palmar. Manifestó en un diario de Corrientes que ya no iba a componer poesías para ser musicalizadas porque “se había muerto su músico”.

 

En ese mismo momento le acercaban un trabajo de Zitto Segovia a Tito Gómez (sobreviviente del accidente) donde se hallan incluidas dos canciones de Marta y Zitto.

Hasta esos años Tito Gómez sólo había puesto melodías a los versos de Julián Zini, descubrió a esta mujer con alma de paloma y perfume de jazmines, en esas dos canciones llamadas “carta de seda y flor” y “simón cielo”. Los amigos de amos, después de mucho tiempo, propiciaron el encuentro en Marta y Tito.

Cuando estuvieron frente a frente, se produce el siguiente diálogo.

- “Vos sos Marta Quiles. Yo soy Ricardo Tito Gómez y si se te murió tu músico, yo también soy músico, sobreviví de aquello y vos no te podés darte el lujo de decir que ya no vas a escribir más canciones para ser musicalizadas, porque desde el momento que le hiciste a uno de ellas para tu pueblo, ya no te pertenece más, así que desde hoy, yo voy a ser quien le ponga alas a tu poesía”.

Desde aquel momento – año 1990 – nació entre los dos una unión indisoluble que sólo fue quebrada por su inesperada muerte el 2 de mayo de 2003.

Entre el centenar de obras que Marta compuso junto a Ricardo “Tito” Gómez se pueden mencionar entre ellas, “déjame volar contigo”, “por tu recuerdo, Amadeus”, “serenata de amor al Chaco”, “A San Luís, mi pueblo”, “Aquí Piazzola, tu ciudad”, “si a pesar de mi”, “se necesita un ángel”, “al fin de cuentas”, “con una guitarra ajena”, “naciendo apenas”, “romance para tu adiós”, “amado mío”, “felicidad”, “la canción del artista”, “de martín botellero”, “porque te di el amor”, “la rueda y ronda”, “para mi musiquero”, “candombe canto cambá”.

Ricardo “tito” Gómez pasó su últimos años en la cama, recluida por segunda vez en su silencio sumida en una profunda depresión, agravada por la falta de reconocimiento hacia su maravillosa obra, según nos cuenta su “hermanito del agua” como lo llamaba ella, Ricardo. Quien días antes de su deceso lo llamó por teléfono el 30 de abril para invitarlo a su cumpleaños número 55, diciéndole entre otras cosas, “que se sentía muy sola, que estaba rodeada de oscuridad, de mediocridad y de falta de reconocimiento y que quería reunirse con él el 3 de mayo, a la tardecita…

No pudo ser, se murió el 2 de mayo a la tardecita.

 



 

 

 




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