Jueves, 25 de Abril de 2024
Nuevo disco
Viernes, 2 de septiembre de 2016
Antonio Tarragó Ros le puso aires de tango a su acordeón
La obra integra composiciones del artista chamamecero. El disco es auspiciado por la Academia Nacional de Tango y lo presentó en el marco del Festival Mundial Buenos Aires Tango. “Son composiciones mías recientes y otras de toda la vida”, dijo.


El desarraigo nunca fue para él un mal que curar, porque llevó consigo a Corrientes en su música y en ella supo erradicar todo pesar que pueda generar la nostalgia de estar lejos del pago, pero también fue la música la que le ayudó a enamorarse de Buenos Aires, y es por ello que para Antonio Tarragó Ros el tango se volvió también lenguaje cotidiano. “A otros el tema del desarraigo le fue un gran problema, para mí nunca lo fue porque la música vino conmigo”, expresó el acordeonista que recientemente sacó un disco tanguero denominado “Tangos propios”.

La entrevista con Antonio fue amena, pero en un marco de tristeza en torno al fallecimiento de Nini Flores. “Una gran pérdida para el chamamé, era un músico excepcional. Tocaba como quería el instrumento”, dijo. Pero la charla se extendió más de lo debido, como esas conversaciones de amigos extensas y diversos, habitual en un artista como “Antonito”, como le dicen en su entorno. “Estoy por presentar un disco de tango, composiciones mías recientes y otras de toda la vida”, había referido este talentoso y reconocido chamamecero. Su disco se llama “Tangos propios” y fue presentado oficialmente el pasado 20 de agosto en el anfiteatro del Parque Centenario, nada menos que en el Festival Mundial Buenos Aires Tango 2016.

“Son tangos que compuse a lo largo de los años, mientras crecía mi amor por Buenos Aires”, dijo el acordeonista que usó el mismo instrumento para ejecutar el ritmo 2×4. Quizás intentando fusionar pasiones, amores y desarraigos, en el mismo fuelle donde se respiran melodías litoraleñas para soltar, en esta ocasión, aires arrabaleros.

“Compuse algunos chamamé tangueros, como le ocurrió a Montiel, quizás nos pasó lo mismo estando lejos de Corrientes”, refirió Tarragó Ros y añadió: “Buenos Aires es tan tanguera que a mí, con el correr de la vida, me fue inspirando tangos, valses, milongas y chamamé tangueros y eso lo volqué en este disco”, explicó.

El músico correntino no le teme a los perjuicios, muchos ejemplos ya dio en su vida siendo un artista arriesgado, inquieto y sumamente creativo y lo supo llevar muy bien. Y en esto es preciso, “Soy chamamecero, hago música folclórica mesopotámica argentina; los diferentes ritmos le dan paisaje, contexto a las historias que cantamos”, comentó en un pequeño descanso a sus intensos ensayos. No eligió el tango para expresarse, el género le llegó casi silencioso, sin esfuerzos.

“Tan naturalmente que, al cabo de los años, me advierto que escribí muchos. Tal vez por eso los maestros de “La academia del tango” me invitaron a mostrarlos en este encuentro mundial y estoy muerto de emoción y orgullo”, comentó el músico.

Con su picardía aún intacta, Antonio asegura que tuvo que intervenir la Academia del Tango para animarse a sacar a la luz este disco. “Y es gracias a ellos, o por culpa de ellos, que escucharán en este disco resplandores porteños, jirones de nostalgia. La pasión tanguera de mi poesía y de esta música”.

En el disco intervienen referentes de la cultura como Héctor Larrea, Silvio Soldán, Anselmo Marini, el periodista Horacio Pagani, Pacho O’Donnell, Nora Perlé, Rubén Rada, Teresa Parodi, entre tantos otros. Entre sus composiciones se cuentan “Los cuatro Pibes”, “San Cayetano”, “Chau adoquín”, “Malos aires”, “La lluvia es otro cielo” y “Maradona en Buenos Aires”.



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