Viernes, 26 de Abril de 2024
Don Ernesto Ezquer Zelaya, el gato moro de Santa Tecla
Martes, 17 de mayo de 2011
Don Ernesto Ezquer Zelaya, el gato moro de Santa Tecla



Don Ernesto Ezquer Zelaya, El Gato Moro de Santa Tecla, nace en nuestra provincia hace 106 años, el 21 de noviembre de 1904, en la estancia propiedad  de su familia “Santa Tecla”, ubicada entre Ituzaingó y Posadas sobre el Río Paraná frente a la isla Talavera. Hoy en día la mayor parte de este paisaje ha sido cambiado en nombre del progreso. Esa Isla Talavera (Paraguaya) quedó sumergida por el agua de la Represa de Yacyretá-Apipé.

Fallece, el 12 de abril de 1952, en la misma Santa Tecla donde había nacido, habiendo sido hasta pocos meses antes, Agregado Cultural en la Embajada Argentina en Asunción del Paraguay. A pesar de sus diferencias políticas con el gobierno, fue el propio gobernador de Corrientes de ese momento el General Filomeno Velazco, quien promovió su nombramiento.

Además de numerosos artículos publicados en varios medios, sus obras mas reconocidas son: De 1938 “Sucedió”; publicado en 1940 “Poncho Celeste, Vincha Punzó”; y en 1943 publicó “Puñado Yohá”, “Payé” y “Cartas Correntinas y otras yerbas”.

En un ejemplar de “Poncho Celeste, Vincha Punzó” que cuento en mi poder y fuera reeditado en 1956, en el prólogo que escribiera el señor Justo P. Sáenz (hijo), resume a mi criterio, perfectamente lo que el autor expresa. “Trasuntan en sus páginas el Corrientes actual y el de hace cuarenta años. El Corrientes que la generalidad desconoce, aunque intuye, por la leyenda sangrienta que siempre lo aureoló. El Corrientes de las divisa partidarias, con sus policías omnipotentes, estancieros vengativos, mariscadores, matones, capangas, contrabandistas, gauchos alzados, bandidos brasileros o paraguayos, otrora bajo la ley del facón y el naranjero y hoy gozosos de sentir suplantada por la del revolver Colt y el Winchester 44”.

En otro párrafo, continúa Justo P. Sáenz “El Corrientes del varón homicida y leal; sumiso con quienes se ganaron su afecto y feroz con al adversario; cuatrero a menudo, pero ladrón casi nunca. Tierra gaucha del caballo, el alarido, el culero, la polca y el acordeón. Yberá (sic) legendario con sus montes, lomadas y esteros. Querencia aún de matreros, donde todavía se oye rugir al tigre en alguna noche de agosto y encandilan ciervos los faros del automóvil; y los yacarés, dormitando en el agua barrosa, semejan leños a la deriva”-

Conviene recordar que el señor Justo P. Sáenz (h) se encuentra  entre los   autores gauchescos más importante de las décadas de 1940 y 1950 y sus reconocidas obras como, “Baguales”, “Equitación Gaucha”, “Los Crotos”, “Blas Cabrera”, “El Pangaré de Galván” y otras obras, pero siempre dentro del mismo género gauchesco, lo convierten  a Saénz en un autor fundamental de ese género. Que Justo P. Sáenz haya prologado obras de Ezquer Zelaya marca la dimensión exacta, del alto nivel literario de nuestro comprovinciano.

La pasión política del paisanaje, que despierta conflictos irresueltos desde siempre, y que reacciona ante la menor provocación que se sugiere, constituye el mayor de los ejes de la narrativa de Ezquer Zelaya. El mismo lo dice que “En la Provincia de Corrientes (década de 1940) subsiste un fenómeno pintoresco de la historia argentina, en cuanto a colores de divisas se refiere. Se nace liberal o autonomista, como se nace rubio o trigueño”.

En realidad es la propia pasión política de  Ezquer Zelaya la que el refleja en sus personajes. Don Ernesto era un liberal declarado y confeso y hacía un culto de esa circunstancia transformándola en determinante. Al mismo tiempo señala en   sus personajes tanto la férrea voluntad de trabajo como la demostración a flor de piel de coraje, rebeldía y violencia de los paisanos y su natural reacción ante la menor circunstancia que contradigan su libertad de acción.

Respecto a sus condiciones de patrón de estancia, las aguas están divididas. Algunos lo ven como un déspota medieval  y otros como un precursor del modernismo patronal.  Los segundos le reconocen el haber publicado su propio diario interno llamado “Vinchas”, de distribución gratuita en donde se reproducían material literario gauchesco, como versos del Martín Fierro,  de su propia Cartas Correntinas y Otras Yerbas y diverso material de otros consagrados autores.

Vinchas fue probablemente el primer House Organs de nuestra provincia.

Además había organizado un servicio escolar, que como no podía ser de otra manera,  era rigurosamente obligatorio y gratuito, con maestras contratadas de manera privada, que enseñaban a leer y escribir a los hijos de su personal, incluso a muchos adultos que así lo deseaban, tanto de Santa Tecla como de campos vecinos.

Los Reglamentos. Don Ernesto había redactado varias normas que reglaban las actividades laborales en Santa Tecla. He leído algunos autores modernistas que sin considerar el momento y el lugar en que sucediera, critican por retrógrados estos reglamentos internos para Santa Tecla. Es lo mismo que si quisiéramos analizar las Instrucciones para el Estanciero de José Hernández,  con los conocimientos,  la normativa,  y la  mentalidad actual.

Los Ezquerceros. Don Ernesto contaba con un permanente grupo de seguidores que no eran precisamente fans literarios. Muchos de ellos peones de la propia Santa Tecla y de de otros establecimientos vecinos, llamados “los ezquerceros” que constituían su  tropa personal. Incluso había varios ezquerceros que  eran oriundos de Posadas y se sumaban a la tropa cuando Don Ernesto viajaba desde Santa Tecla al Hotel Savoy en Posadas. Cuentan algunos memoriosos que cuando se encontraban en el Savoy, los ezquerceros y sus cabalgaduras ocupaban prácticamente toda la calle frente al hotel.

Don Ernesto tenía un cuento que él hacía a sus amigos invitados no correntinos a Santa Tecla. Les decía: Tené cuidado con estos, señalando a los ezquerceros, mirá que estos no saben bailar el tango.  Ante esa afirmación los invitados se veían obligados a preguntar ¿Cómo, por qué no saben bailar el tango? Y Don Ernesto les aclaraba: Por que no saben dar el paso atrás.

Aclaración:
por favor que no se confunda a ese Gato Moro, que era el seudónimo de Alberto Zárate, un bandolero correntino que es muerto en Monte Caseros, con el Gato Moro de Santa Tecla, que es el seudónimo de Don Ernesto Ezquer Zelaya. Aclaro que esa confusión me acarrearía las iras de mi hermano mayor Carlos Antonio Lizarazu quien es un ferviente admirador de la notable obra literaria de  Ezquer Zelaya.

Datos del Autor
Roberto Lizarazu
Nacido en Monte Caseros, Corrientes - Profesor en Historia, jubilado - 25 años en Capacitación en ALAF, la Asociación Latinoamericana de Ferrocarriles.



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